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2023-04-07

Cartografías de la esperanza: la colmena cimarrona de Vieques, Puerto Rico frente a las múltiples crisis


Larissa González Nieves y Katherine Martínez Medina



Abstract

Este escrito busca divulgar algunos hallazgos iniciales de una investigación [1] más amplia, titulada Diálogos caribeño-latinoamericanos por la justicia climática: Entramados comunitarios y soberanías alternativas en Puerto Rico y Honduras que se está realizando junto a la Colmena Cimarrona en Vieques, Puerto Rico y la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), en Honduras. La misma busca conocer y comprender las alternativas producidas por estos grupos frente a la crisis climática. Teniendo esto en cuenta, se desarrollaron una serie de talleres, visitas y entrevistas. En este artículo centramos la atención en dos de estas actividades: un mapeo territorial participativo y un taller de exploración de utopías en el contexto de Vieques.

Key Words: Cartrografia social; soberania territorial; justicia climatica; Puerto Rico



Introducción


El territorio de Vieques ha sido uno ampliamente estudiado ya que fue un campo de experimentación bélica para la Marina de Guerra de los Estados Unidos desde 1941-2003, generando conflictos con la población local que convirtieron a la zona en uno de los centros de lucha por la justicia ambiental más importantes de Puerto Rico. Durante este período de militarización, las personas viequenses fueron expropiadas y despojadas de sus tierras. Diez mil hectáreas de un total de 13,600 fueron cedidas a manos militares para prácticas de tiro y arrendamiento de terrenos a la OTAN para uso militar. Consecuentemente, tanto la isla como los cuerpos que la pueblan fueron contaminados por más de 60 años con metales pesados hallados en las bombas y armas militares utilizadas en el territorio, incluyendo plata, plomo, zinc, cobalto, cobre, mercurio, aluminio, agente naranja y uranio reducido, entre muchos otros. Sin embargo, la muerte en el 1999 del guardia de seguridad viequense David Sanes en el Campamento García en Vieques, hizo estallar una fuerte movilización en contra de los actos bélicos ejercidos sobre el territorio. Sanes falleció tras la caída de dos bombas de 500 libras (aproximadamente 226 kilogramos) sobre el puesto de observación donde se encontraba. Es importante destacar que antes de este suceso la comunidad Viequense ya estaba movilizada contra la presencia de la Marina de Guerra Estadounidense, pero fue después de este trágico incidente que personas de todo el archipiélago comenzaron a involucrarse y resistir. Finalmente, en el 2003 la comunidad Viequense, con el apoyo de grupos de la isla grande e internacionales, logró la añorada salida de la Marina de Guerra de la isla.

Sin embargo, como bien plantea la comunidad Viequense, “los uniformes cambiaron” y los terrenos antiguamente ocupados por la Marina fueron cedidos al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos bajo la premisa de limpieza y conservación. En ese sentido, los terrenos nunca fueron regresados a las miles de familias afectadas por los violentos desahucios de la Marina y continúan siendo tierras inaccesibles para los y las viequenses que continúan buscando la posibilidad de permanecer en la isla. Por ejemplo, la limpieza llevada a cabo por el Servicio de Pesca aún implica la detonación de bombas al aire libre en la isla y genera conflictos con los pescadores de la zona que buscan un sustento para sus familias y la posibilidad de alimentar a la población.

Por otro lado, el archipiélago ha sido impactado por una fuerte crisis económica desde el 2006 con una deuda externa que sobrepasa los 70 mil millones de dólares. Además, Estados Unidos impuso sobre Puerto Rico una Junta de Control Fiscal en el año 2016 a través de la ley PROMESA y en el 2017 el país fue azotado por los huracanes Irma y María. Es importante anotar que esto se da en un panorama de fuerte especulación inmobiliaria a través del archipiélago que está vinculado a la privatización de los bienes comunes y la mercantilización de la naturaleza. Pero, si bien es cierto que esto está ocurriendo en todo Puerto Rico, debemos resaltar las particularidades de Vieques. Como fue mencionado anteriormente, la lucha por la tierra en la isla municipio ha sido histórica, pero además Vieques se ha configurado como la colonia de la colonia. Es decir, la isla tiene una fuerte dependencia de la isla grande en términos alimentarios, energéticos, de acceso a agua y servicios médicos, entre otros. En ese sentido, Vieques es más vulnerable no solo frente a procesos de extractivismo y despojo, sino que además sus procesos de lucha y movilización social son frecuentemente invisibilizados.

Este contexto de militarización y de control territorial, junto a la coyuntura económica y ambiental nacional, ha debilitado a la isla de Vieques, propiciando una fuerte organización comunitaria para enfrentar tanto los estragos de la contaminación e intervención de la Marina, como los eventos climáticos y las diversas manifestaciones del colonialismo ambiental en el territorio. En ese sentido, con la intención de develar e indagar sobre estas contradicciones, y como parte del proyecto de investigación-acción Diálogos caribeño-latinoamericanos por la justicia climática: Entramados comunitarios y soberanías alternativas en Puerto Rico y Honduras, realizamos una cartografía territorial de manera conjunta con la Colmena Cimarrona. A su vez, por medio de un taller de utopías, buscamos explorar los futuros que esta organización está construyendo para Vieques como forma de enfrentar las múltiples crisis que vive el territorio a través del arte como medio de expresión.



Mapeo territorial


El proceso de mapeo buscó levantar información clave que no se muestra en los mapas hegemónicos, entendiendo a estos como herramientas de poder. En ese sentido buscamos formular una cartografía de la esperanza que sirviera para develar los conflictos socioambientales y a su vez las alternativas locales que se gestan para afrontar estos procesos violentos. El mapeo se llevó a cabo en tres partes. El primer paso incluyó un reconocimiento del territorio a través de varias visitas a Vieques y recorridos con la Colmena Cimarrona. Después se llevaron a cabo entrevistas y conversaciones informales con lideresas y líderes comunitarios y diferentes grupos de base como el Fideicomiso de Conservación e Historia de Vieques, la Alianza de Mujeres Viequenses, y el Archivo Histórico de Vieques, para indagar sobre estos conflictos que permitieron visibilizar otros elementos del mapeo. Finalmente, se realizó un proceso cartográfico en dos capas. En la primera capa, ubicamos en el mapa elementos relacionados a conflictos socioambientales y las alternativas que se estaban generando en el territorio que habíamos ido recogiendo a través de la observación-participante y las entrevistas. Después, pedimos insumos adicionales por parte de la comunidad en un mercado agroecológico. Esto permitió nutrir el mapa con más información sobre el territorio y a la vez invitar la participación de otros viequenses y grupos comunitarios organizados en torno a la defensa del territorio con el fin de llevar a cabo un proceso cultivado desde la colectividad


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Foto 1: Versión final del mapeo territorial de la isla de Vieques (Foto: Larissa González Nieves)

Conflictos territoriales

Para entender el territorio, es importante resaltar nuevamente la ocupación de la tercera parte de la isla de Vieques bajo el manejo del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos. La presencia del Servicio de Pesca obliga a la comunidad a ubicarse en un espacio geográfico reducido. Se le prohíbe el paso a la zona este (ver Foto 1 área A) y la zona oeste (ver Foto 1 área B) se mantiene deshabitada bajo la consigna de conservación ambiental. El acceso y tenencia de la tierra ha marcado la historia de Vieques profundamente y ha informado la lucha comunitaria por permanecer en el territorio.

Este mapa (ver Foto 1) develó por un lado conflictos socioambientales en relación al agua, la contaminación y los proyectos desarrollistas. Algunos de los problemas que identificaron los diferentes líderes y lideresas comunitarias fueron las intervenciones hídricas realizadas que han incluido desvíos de cuerpos de agua y cierres de su flujo natural. También destacaron la contaminación de la Laguna Anones (ver Foto 1 área C) a raíz del impacto militar [2] y cómo sus aguas estaban llegando al mar, lo cual ha provocado la muerte de la vida no-humana marítima de esa región como peces, camarones, almejas, ostras entre otros. Es de notar que la pesca ha sido históricamente uno de los principales sustentos de la comunidad e incluso, los pescadores fueron clave para la derrota de la Marina de Guerra.

Otro conflicto que fue resaltado fue la construcción de un hotel turístico (El Blok) que se realizó sobre un humedal y en la Zona Marítimo Terrestre (ZMT) en el sur de la isla, en la comunidad de la Esperanza (ver Foto 1 área D). Fueron precisamente los pescadores quienes se percataron de la muerte de la vida acuática que vivía en ese cuerpo de agua que fue destruido por la construcción del hotel. Además, en la Esperanza se ubica una enorme cantidad de locales, hoteles, y proyectos para turistas y ya se pueden ver los estragos del cambio climático con la pérdida de costa y el alza del nivel del mar.

El turismo en el Caribe representa una de las mayores amenazas al ambiente debido a la construcción de proyectos desarrollistas de mega hotelería. El paisaje caribeño está a la venta y prometido como la presunta ruta al “desarrollo económico", propiciando el llamado “Vieques no se vende” (ver Foto 2). En el contexto puertorriqueño es fundamental no tan solo problematizar esta promesa, sino también indagar sobre cómo las personas se están organizando para enfrentar estos conflictos socioambientales y así crear un mundo más justo. Sin embargo, en el contexto del archipiélago de Puerto Rico, la amenaza de desplazamiento y gentrificación se vive de una manera más latente en la isla municipio de Vieques. Por ejemplo, en el 2017 tras el paso de los huracanes Irma y María, el Hotel W (ver Foto 1 área circulada en verde) fue cerrado y recientemente esta tierra fue adquirida por el multimillonario Brock Pierce, quien además es dueño de la Hacienda Tamarindo en la comunidad de la Esperanza mencionada anteriormente. Consecuentemente, las comunidades viequenses se han movilizado en contra del despojo y las personas han ocupado, o mejor dicho rescatado, terrenos (ver Foto 1 áreas circuladas en rojo) a través de la construcción de hogares en diferentes espacios que el capital ha pretendido acaparar.


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Foto 2: Espacio de resistencia en Vieques en contra del despojo (Foto: Larissa González Nieves)

Estrategias comunitarias

El mapa muestra dos aspectos fundamentales en cuanto a las alternativas frente a las injusticias ambientales, que se profundizan en el contexto de la crisis climática, y la defensa del territorio. Por un lado tenemos las fincas agroecológicas que han surgido como respuesta a la dependencia alimentaria pero que también son espacios de lucha, donde se crean nuevas formas de ser y estar. De estas fincas, queremos resaltar el proyecto de la Colmena Cimarrona (ver Foto 1 área circulada en amarillo), una finca agroecológica co-fundada por Ana Elisa Pérez Quintero y Elda Guadalupe Carrasquillo. Este colectivo surge como respuesta a las necesidades de la comunidad de autogestionarse luego del paso del huracán María, el cual devastó la región en el año 2017 dejando estragos enormes en particular en el sector agrícola.

El colectivo apuesta a la soberanía alimentaria y el buen vivir como ejes centrales para construir un Vieques alterno en el cual la posibilidad de permanecer, el derecho a la salud, el transporte digno, y a la tierra sean partes integrales del porvenir viequense. A su vez, la Colmena Cimarrona reconoce que las mujeres sufren la militarización, la contaminación y el desplazamiento de forma desproporcionada. Incluso, el colectivo es uno gestionado por mujeres, y uno de sus objetivos se enfoca en la construcción de espacios seguros que parten desde una relación cuerpa-territorio alterna y desde la colectividad en donde las cuerpas feminizadas y disidentes puedan tener el poder de autodeterminarse. En ese sentido, la cofundadora de la Colmena Cimarrona, Ana, nos cuenta:

“Había una necesidad de momento cuando por distintas razones nos sacan de ese espacio, mayormente por macharranerias[3], y entre los análisis que teníamos entre El Panal dijimos que necesitamos un espacio nuestro. No hay muchos espacios en Vieques que sean… nuestros que uno diga en estos espacios yo me siento bien…éramos todas mujeres por pura coincidencia o por pura realidad de que las que están realmente organizando en el país son mujeres [4]. Así que éramos todas mujeres y dijimos wow necesitamos un proyecto liderado por mujeres.” (comunicación personal, 15 de enero del 2023)


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Foto 3: Arte en la finca de la Colmena Cimarrona (Foto: Larissa González Nieves)

Mapear este territorio permitió develar tanto las contradicciones como las alternativas que se construyen en la isla caribeña en la cual debemos cuestionarnos, ¿para quién es el paraíso? ¿quién tiene el derecho de acceder a él? y ¿cómo nos organizamos para construir nuevos mundos? Ante un contexto de despojo y degradación ambiental, la Colmena Cimarrona nos da pistas y propone nuevas sendas para recorrer, apostando tanto a la agroecología como al cuidado mutuo y la solidaridad como formas de resistencia ante estos conflictos socioterritoriales.



Utopías territoriales


Ante un futuro lleno de incertidumbre, soñar se ha convertido en un imperativo para los y las viequenses. De este modo, el taller de utopías buscó plantear el porvenir de Vieques e imaginar futuros con la intención de proyectar alternativas ante los retos que enfrenta la comunidad y un horizonte de transformación. El mapeo junto al taller de utopías permitió construir una cartografía de la esperanza, que plasma un territorio alterno a aquellos que busca crear el Estado, partiendo en ese sentido de otra visión que resiste y reproduce vida. Las participantes (ver Foto 5) tuvieron la oportunidad de dibujar estos sueños en los cuales plasmaron una variedad de temas como el acceso a la tierra, la soberanía alimentaria, la liberación, y la salud comunitaria como elementos centrales de su Vieques utópico. Abigail Torres, facilitadora agrícola de la Colmena Cimarrona y participante del taller resume esto con su obra, contando:

“Yo dibujé un árbol con … diferentes frutas, vegetales. Lo que quería representar es que mi visión de Vieques, de utopía, sería abundancia... Es lo que quería lograr con el árbol. Abundancia en distintos sentidos, pues principalmente en lo alimenticio, que es donde encaja la Colmena. También intenté hacer como [un] terrenito, [en el que estuviéramos] sembrando, donde los dueños seríamos viequenses todos. También una casita y que también [fuera] pues la tierra de nosotros… también tener un hospital.”


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Foto 5: Participantes del taller de utopías (Foto: Larissa González Nieves)

Al final, estos sueños fueron colocados en una colmena (ver Foto 6), reconociendo que para hacer estos otros mundos posibles debemos partir del trabajo colectivo, la solidaridad y la colaboración como nuevas formas de pensar la vida y el territorio. Ante esto, Ana (en comunicación personal, 15 de enero del 2023), reflexiona sobre la necesidad de poder re(pensar) “comunidad en ese sentido más amplio” y como eso “permite que se creé eso que soñamos porque comunidad viene siendo quizás ese sueño… de una unidad y solidaridad.”


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Foto 6: La colmena de sueños realizada durante el taller de utopías. (Fotografía tomada por Larissa González Nieves)

Como bien es visto en la isla de Vieques, la región del Caribe continúa enfrentando grandes retos socioambientales que son agravados ante la crisis ecológica. Sin embargo, si bien es cierto que los conflictos son muchos, la comunidad viequense es muestra de valentía e insurgencia ante las múltiples crisis, lo que nos da lecciones valiosas para seguir luchando por la justicia socio-ambiental de la región. Es por esto que debemos seguir haciendo visibles las diversas iniciativas de esperanza que surgen en los territorios y que permiten (re)existir en y resistir ante la imposición hegemónica. Estos talleres resultan en un elemento fundamental para (re)pensarnos desde nuevos horizontes y continuar soñando y construyendo nuevos mundos desde visiones colmeneras.



Notas


[1] Este escrito hace parte una investigación titulada “Diálogos caribeño-latinoamericanos por la justicia climática: Entramados comunitarios y soberanías alternativas en Puerto Rico y Honduras”, la cual es financiada por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) como parte de la convocatoria 2022-2023 : Ambiente, Cambio Climático y Buen Vivir en América Latina y el Caribe: conflictos, luchas y políticas. A su vez, forma parte de reflexiones e intercambios realizados junto a Denisse Roca-Servat, Sofía Marcía Reyes y la OFRANEH.
[2] Para más información sobre la contaminación de esta región y su vínculo a la militarización del territorio puede acceder a conocer sobre las investigaciones del Dr. Arturo Massol-Deyá: https://www.cienciapr.org/es/external-news/laguna-en-vieques-podria-ser-una-de-las-mas-contaminadas-del-mundo.
https://www.cienciapr.org/es/external-news/demuestran-vinculos-entre-la-marina-y-contaminacion-en-vieques
[3] Palabra puertorriqueña sinónima de machismo o misoginia.
[4] Para conocer más sobre el activismo de mujeres viequense puede acceder a un trabajo en construcción de Katherine Martínez Medina: https://cdn.knightlab.com/libs/timeline3/latest/embed/index.html?source=1cXqdEXbaLbdhVedSlZ89EA-wjnJ4djY5WLUgj8INaI0&font=Default&lang=en&initial_zoom=2&height=650



Agradecimientos


Agradecemos a la Colmena Cimarrona (http://www.colmenacimarrona.org/) por su apertura y participación en los talleres realizados y la investigación. En especial a Katherine Martínez Medina y Ana Pérez Quintero.



References